Contador web

lunes, 7 de diciembre de 2009

F.J AMIEVA HABLA DEL TRABAJO A CASILDA MIENTRAS ELLA LE ARAÑA LA ESPALDA, MUY LENTAMENTE.

.





Lo que más me gusta de ti es esa dignidad con la que aguantas mis embestidas, si algún día nos descubren van a pensar en un oso dando zarpazos a un pajarillo. Y lo mejor de todo es que parece que te gusta, porque creo en la sinceridad de esos gemidos sordos y largos que se te escapan y creo en tu sonrisa limpia cuando me miras después de que haya terminado todo. Casilda de mi corazón, Casilda mía, detrás de ese flequillo de colegiala y esas canillas de jilguero hay tanta mujer que tendrías que repartirte entre una docena de hombres que no paren de alabar a la madre que te trajo, bendita sea la hora en que te conocí.





Y lo contentos que tienen que estar en tu casa por todo el dinero que ganas y lo bien que te encuentras y lo mucho que viajas. Aprovecha la racha porque esto no se sabe cuanto puede durar, aprovecha la racha y aprende lo que puedas, que tú fuiste una buena estudiante. El cliente quiere que trabajemos con Frau Gertrude porque tiene un equipo muy bueno. Está todo escrito en la carpeta de tapas azules: la dirección y los procedimientos los marca Javier Ercilla y ellos tienen que seguir las indicaciones que les demos de manera estricta. Seguro que lo hacen muy bien, porque el problema que tenían, según el cliente, es que no eran imaginativos, muy formales y trabajadores, pero con poco talento. En el Décimo Escalón todavía están alucinando con el vídeo de "Coca Cola o Pepsi", pónselo a Frau Gertrude y sus empleadas armenias, que vean la calidad interpretativa de las chicas que están infiltradas entre el público, cómo empiezan hablando de publicidad y cómo siguen haciendo una encuesta sobre preferencias políticas y religiosas sin que los entrevistados se den ni puñetera cuenta. Que se fijen en la estupenda actriz que va anotando en el marcador: "Ha elegido Pepsi, gana Pepsi-Cola cuarenta y tres a treinta y cinco". En la carpeta están las transcripciones, en francés, de todo lo que recogen los micrófonos direccionales. Es impresionante la manía que tienen algunos a los fabricantes de refrescos.





Una cosa que nos recuerdan continuamente es la necesidad de saber, en cada momento, donde están los líderes de opinión de las distintas tribus. El ejemplo que ponen es un escenario de violencia e incendios incontrolados, la cuestión es saber quién tiene que salir por la tele a calmar los ánimos. En la carpeta verde tienes propuestas para configurar cuestionarios que tienen que matizarse país por país y ciudad por ciudad. Toda esta información debe estar actualizada permanéntemente.



.

sábado, 7 de noviembre de 2009

F.J AGUIRRE HABLA DE SU FAMILIA A KARMELE, PARA QUE LE VAYA CONOCIENDO.

.

No sé si te he dicho alguna vez que mi padre es un genio. Bueno, te lo habré dicho unas mil veces, pero te lo diré una vez más: mi padre, Jesús Javier Aguirre, es un genio en el sentido literal de la palabra. Más de una vez he visto cómo alguien le habla de una válvula que tiene que cumplir una docena de requisitos, entonces mi padre coge un Rotring 0.4 y va haciendo dibujos a mano alzada hasta que deja la pieza perfilada en sus más ínfimos detalles. Y la dibuja pensando que alguien la tiene que fabricar, que otros tendrán que venderla y que en algún lugar del mundo habrá que colocarla y sustituirla cuando se averíe, dentro de muchos años. Luego entrega los planos para que los pasen a Autocad y revisen las cotas, como si él no hubiera hecho nada. A eso se ha dedicado la mayor parte de los años de su vida, tampoco desea hacer otra cosa. Mi padre no se jubilará nunca.

Siempre ha sido un hombre retraído y de pocos amigos, quizá eso le pasa por haber crecido traumatizado. Un trauma muy grande, niña. Ser hijo de madre soltera en un pueblo pequeño y en aquellos tiempos tuvo que ser tremendo. Mi abuela no era muy lista y se dejó engañar por un cantamañanas, nadie se explica qué pudo ver en él. Cuando mi padre era un adolescente pasó muchas tardes buscando a conocidos que le hablaran de aquellos años de la guerra . Imagínatelo a la salida de una imprenta de Basauri esperando a uno del que habían dicho que conocía a Domingo Galarza, que así se llamaba mi abuelo, para que lo mandara a la Alhóndiga a preguntar por un fulano que no quería saber nada y le dijo que subiera a la parte de arriba del Peñascal donde vivía, seguro, un tal Uriarte que lo conocía bien. Así estuvo una temporada, de un lado para otro y en ninguna parte le decían gran cosa. Más bien, notaba que nadie quería hablarle de Domingo Galarza, por eso rompió a llorar cuando subió hasta el Pagasarri, con el asma que tenía y aquel Uriarte no le hacía ni caso y se puso a cavar la huerta para ver si mi padre se marchaba. Tuvo que ser desgarrador ver cómo lloraba aquel crío tan bien educado porque el señor Uriarte se apiadó de él y dejó la huerta para decirle que nadie quería recordar a Domingo Galarza porque fue un mal bicho, mala gente que iba en una cuadrilla de ladrones y terminó de mala forma en Retuerto.

- Por favor, dígame todo lo que sepa. Yo solo sé que estuvo en el Malatesta.

- Del Malatesta los echaron a los cinco. Los echaron de todas partes. El jefe era un asturiano que había vivido en Barcelona, Álvarez se llamaba. Aquel hombre era el mismo diablo, estoy seguro. Luego estaban Calzada, Easo, Macazaga y tu padre. Los cinco iban juntos a todas partes.

El señor Uriarte hizo el favor de contarle todo lo que sabía, sin ahorrar detalles, incluso le dijo que parecía mentira que aquel rufián hubiera tenido un hijo tan majo. Después de certificar que descendía de un auténtico criminal, a mi padre le dio por no salir de casa. Era un chico estudioso y no daba problemas, pero le faltaba la alegría que debe acompañar a los jóvenes. Cuando acabó de estudiar en la Escuela de Peritos el tío Jesús lo llevó al taller donde trabajaba y se lo presentó al dueño de la empresa como "la solución que estamos buscando para poner algo de orden en la oficina". Mi padre recuerda aquella época como una de las más felices de su vida, encontró un lugar en el mundo, mejoró su autoestima, entró en una cueva donde la taladrina corría por el suelo y las virutas de hierro se clavaban en los zapatos y en pocos años hizo de aquello algo parecido a una empresa moderna. Recibía a los clientes, hacía los planos, elaboraba los presupuestos, seleccionaba proveedores, dejaba muy claro cómo había que fabricar las piezas , se ocupaba de cargar los contenedores en el camión y de que las facturas se pagaran a su debido tiempo.


Estoy seguro de que un hombre así no se enteraba de las cosas que pasaban en el mundo, ni siquiera se preocupaba de lo que ocurría en su propio pueblo. No alternaba, no salía después del trabajo a tomar chiquitos, era un chico raro. No es difícil explicar cómo se casó con mi madre porque son dos mundos opuestos y complementarios. Sin duda se atraían. Mi madre es una cabeza de chorlito, pero con muchas habilidades sociales y tiene apuntados más de cincuenta cumpleaños en el calendario de la cocina. Mi madre buscaba a un chico formal y trabajador y mi padre necesitaba una mujer que lo espabilara, estaban predestinados. Cuando el dueño del taller se jubiló lo compraron entre mi padre y mi tío. Toda la familia sacó dinero de debajo de las piedras, la verdad es que fue una ganga porque Egaña no era ambicioso, no tenía hijos, ni herederos ni socios, solo aspiraba a comprar un piso en Alicante para pasar los inviernos y a seguir tomando vinos con la cuadrilla. Las cosas iban bastante bien, pero la vida nunca ha sido sencilla, llegaron años de convulsión política y huelgas generales , el pueblo estaba cambiando de amos y mi padre ni se enteraba, él a lo suyo, con sus tornos y sus troqueladoras, cada vez tenía más clientes, cada vez tenía más pedidos, lo de hacer aquellas huelgas era una posibilidad surrealista que ni se planteaba. Así que una noche quemaron las puertas del taller con unos bidones llenos de brea, ahí empezó una pesadilla.


Fue tan ingenuo que fue a denunciarlo a la Guardia Civil. Para qué quieres más. Los guardias fueron por allí a levantar el atestado y a partir de entonces las agresiones fueron continuas. Hasta pintadas le hicieron, le llamaban explotador, chivato y alguna otra cosa por el estilo. De aquellos días terribles jamás se habla en la familia, como si se quisieran borrar de la memoria . Los nuevos amos eran muy sofisticados en su acoso, entregaban en algunos comercios listas de vecinos a los que no se podía vender nada si no se quería sufrir represalias, y en alguna de aquellas listas veníamos nosotros. Era una situación que nos desbordaba . No sé el tiempo que estuvimos así, tres, cuatro años, puede que más. Mi hermano y yo eramos muy pequeños y solo recordamos detalles aislados que hemos ido dando sentido con el tiempo. Menos mal que llegó la salvación a través de un cliente, un buen cliente que luego ha sido un buen socio, el socio de mi padre durante más de veinte años. Luís Martín, ya ves tú qué nombre. He conocido a media docena de individuos que se llaman así, pero éste fue el primero, el original. Don Luís tenía un almacén de suministros en Alcobendas y un día entró al taller de Matiena porque estaba buscando un proveedor fiable de llaves de bola para la Campsa. Mi padre y él congeniaron enseguida, mi padre miraba los planos como si fabricar aquello fuera la cosa más fácil del mundo y no debía ser muy difícil, porque se inflaron a vender llaves de bola. Uno de aquellos días aciagos Luís Martín llamó por teléfono al taller y le dijo a mi padre que, por fin, sus desdichas habían terminado, que era una de esas ocasiones que se presentan una vez en la vida, que ahora o nunca Jesús, por la gloria de tu madre, abandona ese cubil donde tienes que sacar los contenedores a la calle y tienes que taparlos con un toldo para que no se mojen las piezas. Jesús, le dijo, sal de ese pueblo de maricones y ven a ver esto que voy a comprar, porque quiero comprarlo contigo y el dinero no es problema.


Pues le costó meses convencerle, pero allí terminamos, en una nave industrial gigantesca con todas las máquinas del taller, que parecían chatarra, en una esquina. Mi hermano y yo jugábamos a echar carreras con la transpaleta. Es uno de mis primeros recuerdos infantiles, había un eco peculiar en la nave casi vacía, recuerdo a Luís Martín diciendo al tío Jesús: "Cuando vuelva al pueblo puede decir a aquellos animales que su sobrino ha venido a un pabellón de cinco mil metros, sin columnas". Recuerdo al tío Jesús angustiado por la mudanza y por todos aquellos cambios, y tengo grabada la sonrisa de Luís Martín como la imagen del hombre más feliz del mundo: "Ahora solo hace falta saber si voy ser capaz de vender a la misma velocidad que tú vas a fabricar". Así empiezan las empresas multinacionales, niña. Otro día te contaré cómo a los Martines les tocó la parte de automoción y petroquímica y a los Aguirres la de aeronáutica y piezas especiales, que es un eufemismo que se usa para no decir "armamento".


Ya ves cómo los boronos nos hicisteis un favor echándonos del pueblo, al final cada uno tiene que ir a encontrar su destino y yo lo he encontrado conociendo a personas que, seguramente , jamás habría visto si me hubiese quedado en Durango. Algún día te hablaré de ellos, de los que me han enseñado a veros como a bárbaros desarrapados que viven a la puerta de casa y de vez en cuando te roban una gallina. Fíjate si os conoceré bien que os tengo que aguantar en mi propia familia y de vez en cuando le dais un disgusto a mi madre, cada vez que detienen a algún primo por ser tan anormal , tan inútil y tan terrorista. A mi no me importa que tú estés con ellos, porque tú eres una bárbara que ha nacido en una familia de bárbaros, ha estudiado en la Universidad de los bárbaros y como no podía ser de otra manera, trabajas en contra de la civilización y la cultura. Tú eres así y yo te quiero como eres. Tienes que agradecérselo a un americano que una vez me miró muy serio y me dijo: "Aguirre, deja de pensar en los bárbaros de tu pueblo porque son irrelevantes. Algún día podrás utilizarlos a tu favor, en tu contra o mandarlos por el sumidero de la historia si eso te divierte. Pero no olvides que tu obligación consiste en vigilar a los hunos". Eso sí que es un trabajo, niña. Vigilar a los hunos, con todo lo que se mueven.

.

jueves, 29 de octubre de 2009

UN OFICIAL DA ÓRDENES A SOLDADOS DEL EJÉRCITO ENEMIGO Y ESTOS LAS CUMPLEN, MUY CONTENTOS, EN UNA GUERRA EXTRAÑA.

.

El gudari Barandica tenía la boina calada hasta las orejas porque le había tocado la última guardia y aunque empezaba el verano, por las noches caía una marea de niebla fresca en la vega del Galindo. Barandica era un desastre para la ropa, llevaba sin lustrar las botas de cuero inglés, la camisa a medio remangar y el tres cuartos echado sobre los hombros con muy poca gracia. Barandica miraba, asombrado, a los tres hombres que se habían bajado de un coche en la entrada principal de los Altos Hornos. El que más le llamaba la atención era un cabo gastador de las Flechas Negras al que el uniforme sentaba como un guante. El gudari no había visto en toda la guerra a un soldado más elegante. El italiano saludó en tono amistoso.

-Estamos buscando al sargento Gárate.

-El sargento ha salido hace dos horas. Esta noche ha sonado un bombazo tremendo en las huertas de ahí delante y el sargento ha ido a ver qué pasa. Yo creo que no tardará mucho en volver, tiene que hacer el cambio de guardia y le estamos esperando para almorzar, así que si no le trae una cosa le traerá la otra.

Al cabo gastador le acompañan dos oficiales y un conductor que no ha salido del coche. El que lleva uniforme de teniente del ejército italiano es, en realidad, un alférez provisional que se apellida Legorburu y podría hacer un informe, detallado, sobre todos los árboles frutales que se encuentran entre Bilbao y Gallarta. El otro oficial es el capitán Aquaviva, un veterano de Abisinia que se ha tomado el encargo de ir a hablar con el enemigo como si le hubieran mandado de vacaciones.

-Soldado, dice el capitán ¿Tú crees que podemos ir a Bilbado a comer cordero con insalata, bacalado e il vino?

-Eso depende de si usted pone la comida. Si no lleva en el coche todo eso que dice lo veo difícil. Contesta, socarrón, Barandica.

Legorburu mira hacia el interior de la enorme factoría, la actividad es nula. Alguien ha cortado los cables de la grúa puente y seguramente habrá sufrido más acciones de sabotaje. Poco a poco vienen a curiosear a la entrada soldados con sueño y algunos obreros de aspecto cansado con sus buzos de color indefinido, increíblemente sucios. Legorburu se da cuenta de que donde han improvisado una garita con sacos terreros y chapas de acero es un punto desde el que no hay visibilidad hacia los lados de la fábrica.

-¿Quién ha mandado hacer ahí ese parapeto?

-Pues no tengo ni idea, mi teniente, cuando vinimos ayer ya estaba puesto.

-¿Y quién está aquí al mando, ahora?

Barandica se encogió de hombros, si no estaba el sargento era probable que hubiese algún cabo por alguna parte, incluso era posible que hubiera algún oficial súbitamente degradado al tener la sospecha de que había perdido la guerra. Allí se encontraban voluntarios de varios batallones a los que habían ordenado defender los Altos Hornos y eso estaban haciendo.

-Mi teniente, si no está el sargento supongo que soy yo el que está al mando.

Barandica intuía que aquel tipo era un peligro imprevisible, un hombre duro acostumbrado a entrar sin pestañear en la boca del lobo para romperle los dientes. No tenía la más mínima intención de llevarle la contraria, por eso se sintió aliviado cuando recibió la orden:

- Soldado, ordene que desmonten todo eso y lo coloquen aquí.

Legorburu hizo gestos como si apuntara con un arma imaginaria dando a entender que desde aquel punto se podía cubrir una zona mucho más amplia. Barandica se dirigió al grupo de soldados y trabajadores que miraban desde la puerta.

- Ya habéis oído al teniente, coger todos esos sacos y ponerlos a diez metros de la entrada.

Los soldados y los operarios hicieron una cadena humana y fueron pasando los materiales de la barricada hasta su nuevo emplazamiento. Legorburu habla con el capitán italiano y señala con el dedo.

-Aquellas higueras tendrán higos como puños dentro de tres meses. Aquí había docenas de higueras que han sido destruidas al ampliar la fábrica, también han arrancado muchos manzanos. A dos kilómetros de aquí podemos ir a encargar la cena a unos conocidos que se alegrarán de verme. Espero que a lo largo del día nos agenciemos el vino, donde vamos a ir esta tarde hay gente que suele tener en casa buenas botellas.

Los cuatro hombres están encargados de preparar la entrevista del agregado militar italiano con los que van a negociar la rendición del ejército vasco. El encuentro será en un chalé de Algorta, todo está escrito en un papel que hay que entregar al sargento Gárate para que los acompañe a reconocer el terreno. El sol ha evaporado el rocío y ha hecho desaparecer la sombras, jilgueros desperdigados vuelan a saltos en busca de comida para las crías. La mañana es hermosa y sigue la guerra que no termina nunca.

.

martes, 6 de octubre de 2009

F. J AMIEBA CUENTA A JAVIER ERCILLA CÓMO HA CONOCIDO A MR. DUKE.

.

No esperaba encontrar a un viejecito con gafas de montura dorada. Aguirre y tú me habíais hablado de él, así por encima, al fin y al cabo es el hombre que da el visto bueno a las facturas y es normal que tuviese curiosidad por conocerle. Lo que no esperaba es que él quisiera conocerme a mi. Estuvimos paseando tres horas por los muelles con nuestros petos reflectantes y nuestras gafas de sol. Después de lo que me había dicho Aguirre sobre Mr. Duke yo pensaba que era un jubilado en plena forma física, rodeado de guardaespaldas, y me encuentro a un hombrecillo con bastón y gafas de cura. ¿Y este es el piloto más joven que hubo en Vietnam?, fue lo primero que pensé.

Aguirre y él se lo hablaban todo y yo entendía una palabra de cada diez. Mr. Duke sabe bastante de hormigón y de refinerías, también nos dijo a qué temperatura se transporta el gas licuado y cuales son los principales países exportadores de cebada. Es imposible aburrirte con él, puede hablar de una asombrosa variedad de temas y donde tú no ves más que una interminable escombrera, él puede ver una pista de aterrizaje con hangares camuflados entre las rocas. Tuvimos un paseo agradable y llegó la hora de comer, Aguirre comentó que alguien había reservado una mesa en Ciérvana y nos fuimos allí con mi coche, solos los tres.

Durante la comida, Mr. Duke siguió tan locuaz como había estado toda la mañana. Nos contó que en su familia, cuando era niño, hablaban con frecuencia del tío Harry, al que atribuían un montón de anécdotas y en el que basaban toda clase de chistes y bromas familiares. El tío Harry había sido oficial de los confederados a las órdenes de Jackson y del mismísimo general Lee, una celebridad en Virginia que sobrevivió a la guerra y llegó a una vejez tranquila donde narraba historias que pasaron de generación en generación. Mr. Duke recordaba a su padre cuando decía:

-Y el tío Harry cabalgaba al frente de los voluntarios de Maryland, podéis verlo airoso en su caballo. El tío Harry trota por los valles, cruza los ríos, acampa en las alamedas y recorre la campiña en busca del enemigo. Porque el tío Harry es un hombre valiente ¿Y sabéis queridos niños, porqué el tío Harry perdió la guerra? Pues el tío Harry perdió la guerra porque iba por el campo muy plantado en su caballo y no tenía ni puñetera idea de lo que había detrás de la siguiente colina.

Entonces Mr.Duke se dirigió exclusivamente a mi, aunque Aguirre me hacía la traducción simultanea, por si me perdía algún detalle.

-Sr. Amieba, usted es nuestro explorador. No podemos permitirnos ignorar lo que hay a la vuelta de la esquina. Lo que está pasando en Francia es muy grave y contamos con usted para que nos lo explique. Usted es nuestros ojos en lo alto de la colina, el hombre que tiene que entender el presente para adivinar el futuro. Su trabajo es vital.

Creo que le dije que espero no defraudarle, o algo así. Mr. Duke es un hombre que aprovecha bien el tiempo, de eso no cabe la menor duda, en una mañana conoce a su jefe de exploradores y da una vuelta por uno de los terrenos con mayor valor estratégico de toda Europa. Solo Dios sabe qué estará tramando con Aguirre. El resto de la comida lo pasamos hablando de lo que considero asuntos vanales, como la diferencia entre el chacolí y el vino del Rhin. Yo seguía pensando en el tío Harry.

viernes, 2 de octubre de 2009

DE LOS ORÍGENES DEL CONFLICTO. GUIONES DEL CUARTO ESCALÓN PARA SERIE DOCUMENTAL. CARPETA XXXVI. SOBRE EL NOMBRE DE CALAHORRA.

.

En el lugar donde el Sidakos tributa las aguas al Gran Río, que es sitio grande de mucha llanura, con patos y con garças y con otras muchas aves. Y hay muchos barbos y nidos que son buenos de coger. Y vienen jabalines a pacer de sus aguas y a volcarse en el barro, que así lo tienen por costumbre, tanto en verano como en invierno. Donde son abundantes de ver toros salvajes y ciervos y cavallos sin amo y otras muchas bestias.

En el sitio hay familias de balseros desde todo el tiempo, que pasan los ríos a la gente de una parte a la otra y hacen pan muy bueno de comer con los mijos que allí crecen y son personas de trato y mucha conversación. Y allí nunca hay hambre porque nacen mijos muy diversos y hay dos clases de habas y bellotas y unos granos muy duros que se llaman agraçones y los comen si no hay otra cosa.

Allí se encuentran en el verano los que suben y bajan el río, tanto de una orilla como de la otra y hacen mucha fiesta y se ven las familias. Y cuando va a ser luna llena se juntan los jóvenes que han de casarse y van a unos campos que tienen y son siempre los mismos y van de una orilla y de otra y llevan mucho pan y mucha carne y mucho vino y cerveça que se lo ha de dar su rei y si no lo dan o le dan poco, dicen que es mal rei el que tienen. Y allí comen y beben y saltan hogueras y tocan timbales y sonajas y bocinas y bailan en cueros hombres y mugeres que se casan para fuera de su casa y los que se han de casar para su casa los miran y hablan mucho entre ellos.

Y esos días no pueden llevar pinchos, ni puñales, ni facas, ni varas, ni porras, ni clase alguna de yerros, ni maças, ni lanças, ni perros de presa. Y se prohíve la guerra y si alguno se mata con las manos dicen que ha sido sin querer y se le entierra o se le tira al río y no hay más odio ni más vengança que la habida desde siempre.

Pies de foto.
.....................................................................................

Cuarenta años después de la Guerra del Sabo, en el mes de la segunda miel, cuando llegaron los primeros que subían el río a pasar el Sidakos, encontraron balseros que se quejaban de tener que pasar a los agostres las más de las veces sin cobrar, porque eran gente brava que estaba acostumbrada a mandar a otras gentes.

.....................................................................................

En cuanto los vi supe que íbamos a tener problemas con ellos. Querían mandar en las dos orillas del río y no respetaban leyes que había desde tiempo inmemorial. Se pusieron a sembrar en un lugar que era un paso para el ganado y cuando mi padre y mi tío fuero a pedir explicaciones, casi los matan. Son salvajes que no saben vivir con otras naciones.

.....................................................................................


Los válagos contaban que había agostres construyendo un poblado de muros altísimos, como no se había visto nunca.

.....................................................................................

Toda la noche estuvo oyendo tambores y cuando amanecía, Greis vio a muchos hombres vestidos de hierro y a otros montados en caballos pintados, con plumas de buitre que colgaban de las crines.

.....................................................................................


Hubo matanzas en otras partes del río, pero la más grande fue aquí. El agua se puso tan roja que desde entonces lo llaman la Cala Gorría. Cuando llegamos sólo había cadáveres y algún moribundo de mirada enloquecida. No se oía nada, tal vez los cuervos.

.

viernes, 18 de septiembre de 2009

HELENA FERKOVIC SE DESAHOGA CON F. J AGUIRRE.

.

Abrázame, Fran, necesito que alguien me abrace y necesito pensar que Marko sigue vivo. Me han dicho que lo han visto entre los capturados de Kukuruzari que han salido en la RAI. Mi marido es el hombre más bueno del mundo, y el más guapo. Las mujeres que lo conocen te dirán que han estado locas por él desde que vino a veranear a Dubrovnik con quince años , y que él sólo ha tenido ojos para mi .


Tú algún día te irás y no volveremos a vernos nunca, eres un hombre extraño, de esos hombres que ha traído la guerra, pero hay algo en ti que me dice que no vas a hacerme daño y que nada malo puede llegar mientras esté contigo. Parece que comprendes las cosas que pasan. Cuando te veo con Darío mirando fotos, los dos tan inteligentes, tan peligrosos... sois tan distintos a mi marido. La guerra la ha traído gente como mi hermano y como el primo Stanko, que podía haberse quedado en Argentina, pero ha preferido venir a ayudar a matarnos. Tú no eres periodista, Franjo querido, la guerra es como un imán para ti, a mi me pasa todo lo contrario.



Teníamos que habernos quedado en Italia, ahora que Marko también tenía trabajo. Pero tuvimos que venir porque se empeñó en que mi hermano le hiciera un nuevo book. En Milán nos cobraban nueve mil dólares Aquí lo enredaron, fue todo tan rápido. No teníamos que haber venido, es lo único que veo claro. A parte de eso no entiendo nada y lo que menos entiendo es porqué nos están bombardeando. ¿Qué vas a pensar de nosotros, Franjo? No creas que esto ha sido siempre así, hace veinte años la vida era totalmente distinta y nadie podía pensar que iba a llegar lo que ha llegado. Yo entonces vivía en Split y como allí no teníamos un pabellón lo bastante alto para lanzar las mazas pasaba la mayor parte del año en Belgrado, con mi amiga Martina. Martina es como mi hermana. Todo el día entrenando, eso es lo que hacía. Luego estaban las competiciones. A España fui dos veces, a Barcelona. Entonces papá había venido a trabajar aquí y siempre me preguntaba por los hoteles, él trabajaba de director de un hotel y siempre quería saber si alguna cosa me había llamado la atención. Yo diferenciaba los países en países pobres y ricos, y distinguía entre hoteles limpios y sucios. En mi imaginación, España era un país más pobre que Yugoslavia y sus hoteles me parecían muy sucios porque había servilletas de papel tiradas en el suelo del bar.


Franjo, querido, si me hubieses visto cuando tenía quince años, no había en Europa una mujer que pisara como yo con la barbilla levantada y aquellas piernas tan largas. Luego vino el trabajo en Italia, el estudio de idiomas, el dinero, Marko... No te puedes imaginar la cantidad de hombres que han intentado hacer el amor conmigo, me han ofrecido Ferraris, viñedos, castillos, palacios. Yo me moría de risa porque sentía que tenía algo mucho más difícil de encontrar, mi Marko, mi amor que solo tiene ojos para mi, que solo vive para mi y que no puede estar muerto. Fran, querido, dime que no va a pasar nada malo, que tú estás aquí para evitar que pase nada malo. Y abrázame fuerte, Franjo, abrázame y déjame llorar.


.


sábado, 25 de julio de 2009

TRANSCRIPCIÓN DE LA CINTA Nº 67.

.

Ponemos el reloj en hora para estar atentos dentro de quince minutos, el bolígrafo en la bandeja, ya tienen todos sus carpetas, bien... Observarán que la primera hoja se ha titulado "El incendio del Reichstag" para dejar contentos a los que insisten en ese objetivo, pero puede ser cualquiera de los otros tres. Ahí está todo detallado en lo que se puede detallar: empresas de transportes que van a cada sitio, remitentes de la mercancía, tamaño de los paquetes etc. Lo mejor es siempre mandar el regalo un viernes a última hora para que el personal deje la mercancía y las comprobaciones para el lunes. Bien. Las fotos de los almacenes no son muy buenas, pero en los cuatro objetivos se aprecia material de oficina y cosas así de inflamables. Las medidas contraincendios vienen detalladas y pueden ver que son deficientes tirando a pésimas. El objetivo es hacernos con la responsabilidad de esas medidas para conseguir que empeoren.

Bien. El incendio del Reichstag es lo que menos me importa porque es una tarea de principiantes. Lo interesante viene después, en la siguiente carpeta que se titula "El Golpe de la Sepia", en honor a nuestro pescador de guardia -risas-. Es un placer, don Emilio... Y a mi el título me parece cojonudo porque me recuerda a los peces humanos que se quedan mirando el fuego, igual que los pececillos cuando miran a la sepia que va cambiando de color y los hipnotiza. Pueden observar las fotos de las pruebas realizadas con doscientos, cuatrocientos y ochocientos gramos de C-4 en un perfil metálico y el plan detallado para derribar dos, seis y cuarenta y cuatro torres de alta tensión. Todos los tiempos que vienen ahí están comprobados tres veces, como mínimo, también vienen detalladas las torres de difícil acceso para que no haya dudas.

Y ahora es cuando hay que demostrar que la maquinaria funciona. Del par de cientos de acciones encomendadas al primer escalón deberían notarse, por lo menos, la mitad. Ahí vienen las acciones posibles a día de hoy con respecto a las empresas de montajes eléctricos que deberían reparar las averías. No creo que puedan reparar nada en un temporada muy larga si se cumplen los objetivos de las hojas treinta y siete y treinta y ocho. En las siguientes hojas viene el plan para las compañías de distribución, agua, gas y transporte... Y llegamos a la página setenta y tres donde vienen las opciones de aparición en los medios. Opción de reivindicar, no reivindicar las acciones, tardar equis tiempo en reivindicarlas etc. Como veis las opciones son variadas y de consecuencias complejas. Lógicamente, todos estos ejercicios están condicionados a las necesidades de nuestros socios y sus objetivos concretos... Bien, nos vamos acercando a la hora...Lo mejor de esta invento, algunos ya lo saben, es que está financiado con fondos de la Unión Europea que llegan al departamento de I+D+I de Aguirre Limitada. Bien. Ustedes miran el trabajo y hacen sus observaciones en un máximo de dos folios. Rollos los mínimos. Faltan treinta segundos... No crean que ha sido fácil conseguir este reloj tan chulo...quince. ¿Qué puede pasar ahora?

-Ruido seco. Explosión. Risas- Joder! Se supone que esto tenía que arder. -Risas más fuertes- Ah!, sí, mira, mira. Arde que se jode, como pueden apreciar. Un nuevo éxito de Industrias Aguirre. Apágalo, Aníbal, haz el favor.

.