Contador web

sábado, 25 de julio de 2009

TRANSCRIPCIÓN DE LA CINTA Nº 67.

.

Ponemos el reloj en hora para estar atentos dentro de quince minutos, el bolígrafo en la bandeja, ya tienen todos sus carpetas, bien... Observarán que la primera hoja se ha titulado "El incendio del Reichstag" para dejar contentos a los que insisten en ese objetivo, pero puede ser cualquiera de los otros tres. Ahí está todo detallado en lo que se puede detallar: empresas de transportes que van a cada sitio, remitentes de la mercancía, tamaño de los paquetes etc. Lo mejor es siempre mandar el regalo un viernes a última hora para que el personal deje la mercancía y las comprobaciones para el lunes. Bien. Las fotos de los almacenes no son muy buenas, pero en los cuatro objetivos se aprecia material de oficina y cosas así de inflamables. Las medidas contraincendios vienen detalladas y pueden ver que son deficientes tirando a pésimas. El objetivo es hacernos con la responsabilidad de esas medidas para conseguir que empeoren.

Bien. El incendio del Reichstag es lo que menos me importa porque es una tarea de principiantes. Lo interesante viene después, en la siguiente carpeta que se titula "El Golpe de la Sepia", en honor a nuestro pescador de guardia -risas-. Es un placer, don Emilio... Y a mi el título me parece cojonudo porque me recuerda a los peces humanos que se quedan mirando el fuego, igual que los pececillos cuando miran a la sepia que va cambiando de color y los hipnotiza. Pueden observar las fotos de las pruebas realizadas con doscientos, cuatrocientos y ochocientos gramos de C-4 en un perfil metálico y el plan detallado para derribar dos, seis y cuarenta y cuatro torres de alta tensión. Todos los tiempos que vienen ahí están comprobados tres veces, como mínimo, también vienen detalladas las torres de difícil acceso para que no haya dudas.

Y ahora es cuando hay que demostrar que la maquinaria funciona. Del par de cientos de acciones encomendadas al primer escalón deberían notarse, por lo menos, la mitad. Ahí vienen las acciones posibles a día de hoy con respecto a las empresas de montajes eléctricos que deberían reparar las averías. No creo que puedan reparar nada en un temporada muy larga si se cumplen los objetivos de las hojas treinta y siete y treinta y ocho. En las siguientes hojas viene el plan para las compañías de distribución, agua, gas y transporte... Y llegamos a la página setenta y tres donde vienen las opciones de aparición en los medios. Opción de reivindicar, no reivindicar las acciones, tardar equis tiempo en reivindicarlas etc. Como veis las opciones son variadas y de consecuencias complejas. Lógicamente, todos estos ejercicios están condicionados a las necesidades de nuestros socios y sus objetivos concretos... Bien, nos vamos acercando a la hora...Lo mejor de esta invento, algunos ya lo saben, es que está financiado con fondos de la Unión Europea que llegan al departamento de I+D+I de Aguirre Limitada. Bien. Ustedes miran el trabajo y hacen sus observaciones en un máximo de dos folios. Rollos los mínimos. Faltan treinta segundos... No crean que ha sido fácil conseguir este reloj tan chulo...quince. ¿Qué puede pasar ahora?

-Ruido seco. Explosión. Risas- Joder! Se supone que esto tenía que arder. -Risas más fuertes- Ah!, sí, mira, mira. Arde que se jode, como pueden apreciar. Un nuevo éxito de Industrias Aguirre. Apágalo, Aníbal, haz el favor.

.

domingo, 19 de julio de 2009

KARMELE. (La prima de Libe). OBRA EN TRES ACTOS DE UNA HEROÍNA CONTEMPORANEA.

.

Acto II. Escena I.

Personajes: Karmele, Padre, Madre, Abuela, Novio.

Suena el timbre y Karmele va a buscar a su novio a la profundidad oscura del escenario. Viene muy contenta con él agarrado del brazo. Es un chico alto y guapo, con pantalón vaquero, camisa blanca y chaqueta azul marino. Trae una bolsa del Corte Inglés.

Karmele (Visiblemente emocionada): Abuela, mamá, papá, este es Patxi.
Abuela: Buenas tardes joven, vuestro es el mundo.
Padre: Kaixo, Arrasalde on.
Madre: Pero que alto y que guapo es este chico!
Padre: Ningún novio es suficientemente alto para una hija.
Madre: ¿Y qué tal el viaje? Supongo que estarás algo cansado.
Novio: Vengo de aquí al lado, señora. Cuando nos hicimos novios lo primero que hice fue comprar un piso aquí, a la vuelta, para estar más cerca de Karmele. Al principio estuve en un Hotel, pero prefiero un piso, los hoteles son todos muy parecidos y hay veces cuando te despiertas que no sabes muy bien en qué país amaneces.
Karmele: Es que Patxi viaja mucho.
Padre: Y claro, como viaja mucho y ya tiene novia, un buen día dijo: pues nada, que me compro un piso en el centro de Bilbao. Es lo más normal. Y hablando de todo, ¿a qué se dedica, joven?
Novio: Yo tenía que haber sido ingeniero de Altos Hornos, pero como los cerraron estuve un tiempo dando tumbos por ahí hasta que hice la mili. Entonces me di cuenta de que quería ser soldado. Ahora trabajo en una empresa muy buena donde todos somos soldados.
Padre: ¿Y hay que estudiar mucho para hacer esas cosas?
Novio: Pues hay que estudiar bastante, sí. De hecho, en mi empresas tenemos tres premios Nobel en el departamento de I+D. No le pregunto cuantos hay en la suya porque ya sé que no hay ninguno.
Karmele: Dejar de hablar del trabajo y saca los regalos, Patxi. Patxi siempre regala libros.
Novio: (Saca un libro de la bolsa de plástico) Este es el último de Javier Ercilla, como acaba de salir le evito que tenga que ir usted mismo a comprarlo.(El padre da unas vueltas por el escenario mirando al cielo y con los puños cerrados). Habla de usted en unas cuantas páginas, de usted y de su señor padre. La verdad es que no le deja muy bien...
Padre: Qué cruz, qué cruz tengo con ese hombre! No soporta que una vez le gané la cátedra. En fin, me querellaré una vez más.
Novio: Aquí tengo uno para usted, señora. Mire qué libro: "La moda en el exilio". Hay muchas fotos de rusos blancos...
Madre: Me encanta, cuanta elegancia.
Novio: Mire, esta es una de mis favoritas: "Camino de Francia con la cabeza caliente y los pies fríos". Fíjese qué abrigo, estos botones vuelven a llevarse ahora...
Madre: Pero qué cosas más bonitas!
Novio: Y a usted abuela le traigo un libro con las fotografías más antiguas de Bilbao. Seguro que conoce esta, mírela bien.
Abuela: (Se ajusta las gafas para mirar) Cielo Santo! Es el caserío del abuelo de Iturribide, aquí es donde el tío Alipio puso la fábrica de gaseosas, aquí en esta esquina.
Novio: Pues sepa que en ese caserío pasaron más cosas. La pared de la huerta, por la parte de arriba hacía de muralla de Bilbao, cuando Bilbao estaba sitiado por los carlistas. Pues desde esa huerta salió el tiro que hirió mortalmente a Tomás de Zumalacárregui.
Abuela: No me diga!
Novio: Como lo oye. Estaba Zumalacárregui mirando desde un balcón de Begoña haciéndose el chulito con el catalejos y la boina blanca, cuando de repente: "PAMBA", se oyó un trabucazo que salió de la huerta de ese caserío. Está científicamente demostrado.
Abuela: Pues fíjate que a mi ese hombre me caía bien. Y ahora resulta que vamos a tener al asesino dentro de la propia familia.
Karmele: Pues ya que tenéis todos vuestro regalo vamos a pasara cenar, que se enfrían las angulas.

Desaparecen todos, charlando unos con otros, muy contentos, en el fondo oscuro del escenario.

.

viernes, 10 de julio de 2009

F. J AMIEVA QUEDA ALGUNAS TARDES CON BEGOÑA ZABALA EN EL PISO DE GRAN VIA.

.

Yo a tu padre lo quise todo lo que una mujer puede querer a un hombre. Para mi no ha habido nunca otro, ni en serio ni en broma, ni de ninguna manera. En cuanto lo vi supe que tenía algo especial, tan callado y con aquella mirada que parecía comprenderlo todo. Era tan guapo, tan bien plantado que me parecía un torero o un actor. Yo entonces estaba muy loca, las primeras palabras que le dije fueron: "Tu no lo sabes, pero nos hemos conocido en otra vida". Y él tan serio y a la vez con aquella sonrisa que te desarmaba: "Si quieres bailamos, pero ya tengo novia. Solo vengo por acompañar a éste".

Lo sabía, sabía que un chico como aquel tenía que estar cazado y que tenía que tener novia o mujer o lo que fuera con tal de no estar para mi. Yo me sentía el eslabón de una cadena de madres solteras que había empezado con mi madre, seguiría conmigo y terminaría vete a saber donde. Querrás creer que me parecía normal que fuese tan novio de tu madre, tan fiel a la palabra que había dado. Eso le hacía todavía más atractivo.

Tu padre se las arreglaba todos los días para sacar un par de mulas a beber a una fuente que había cerca del cuartel y yo le llevaba bocadillos de jamón y charlábamos. Me gustaba oír los planes que tenía, era tan listo y tenían tanto sentido las cosas que decía. Yo estaba decidida a esperarle el tiempo que hiciese falta. Conocía a los hombres mucho mejor que ninguna otra niña del colegio de las monjas. Menudas maestras tuve al otro lado de la ría, las que cosían para mi madre y hablaban y hablaban mientras cosían, y yo las escuchaba porque sabía que estaban hablando para mi. Fueron muchos años de escuchar y de reír. Que años más bonitos los de la infancia, para ser hija de madre soltera no estuvieron nada mal, y lo que aprendí, Dios mío. Siempre supe que no tendría que esperar mucho.

Mi padre, mientras tanto, se dedicaba a amargar la vida a mis hermanos, a sus hijos legítimos. Qué mal hablaba de ellos, Dios mío. En cambio a mi jamás me puso una mala cara. Lo cierto es que me quería porque jugaba conmigo y hablábamos todo lo que hacía falta hablar. Venía a casa cuando menos se le esperaba, jamás venía el día de Navidad, ni por los cumpleaños, ni en fechas señaladas, pero se presentaba cualquier día a cualquier hora. Total, le quedaba la casa a un paso del Banco. Cuando era muy niña jugaba con él a los caballitos, me sentaba en su pie y me lanzaba por el aire, me hacía cosquillas y yo me moría de risa. Sabía que era mi padre, aunque parecía mi abuelo. Tan alto, tan huesudo, tan elegante, con aquellos abrigos hechos a medida. Mi padre jugaba conmigo si venía y si no venía nadie le echaba en falta. Nadie hablaba de él cuando no estaba. Tampoco yo hablaba de él, siempre supe de qué se podía hablar y de qué no, y de papá no se podía hablar. Era sencillo y si lo aprendes desde pequeña te parece normal. Cuando era más mayor venía los sábados o los domingos y seguía jugando conmigo, me hacía cosquillas y me reía con él. Qué bien olía a colonias caras, nada que ver con la gente que entraba a la tienda. Era un gran señor, siempre de buen humor, siempre con ganas de bromear. "Tú tenías que haber sido chico", me decía, "tienes cara de lista, tienes cara de ser mucho más lista que los zoquetes que tengo en casa".

Mi madre, mientras tanto, no paraba de hablar y de muermear una letanía que mi padre ni escuchaba. Él jugaba conmigo y ella allí, como un disco rayado con la historia de que la mercería no era negocio, que sí podía dar para vivir, pero que no era negocio. Y coser para las modistas resulta que era menos negocio todavía, y que si patatín, y que si patatán. Y mi padre jugaba conmigo a hacerme cosquillas y a mi me encantaba, y mi madre venga hablar de lo que era negocio y de lo que no era negocio y de que habían salido no sé cuantas telas que no se podían lavar con agua y que había que poner una tintorería porque cada vez salían más telas que había que lavar en seco, y total, todos los vestidos que cosía tenía que mandarlos a limpiar fuera y que si esto y que si lo otro. Yo entonces no lo sabía, pero luego me di cuenta de que era una niña mimada y querida. Ya ves, esa es la realidad, mi padre me columpiaba en el pie y me tiraba por el aire mientras decía: "Hombre, hombre, hombre... a esta niña no le puede faltar de nada. Nunca le va a faltar de nada a esta niña... porque tiene una madre que está hecha una negocianta".

F.J Amieva repasaba lentamente con una cucharilla las paredes de la taza de chocolate y Begoña se sirvió más agua porque tenía la boca seca de tanto hablar. Qué mujer más excepcional, pensó, no me extraña que mi padre la quisiera tanto.

-Begoña, dijo F.J sin dejar de repasar la taza, y Begoña supo que F.J iba a pedirle algo. Lo quería como a un hijo y a los hijos se les suele conocer bien.

-Dime.

-El otro día me hablaste de una tal Sonia que se dedica a buscar mujeres para el servicio doméstico de los nuevos ricos.

-¿Necesitas alguna chica?

-No es eso, es que estoy haciendo un trabajo para la Universidad y necesito entrevistar a alguien que sepa cómo está el mundo de las criadas.

En la calle caía esa lluvia cansina que se adivina a la luz de las farolas y de los coches. El atasco en la Gran Vía era el habitual a aquellas horas. F.J apartó ligeramente una cortina y apreció el espectáculo de la ciudad que bullía. Begoña le dio un beso en la mejilla y le acercó un paraguas.

-Dile a Juan José que no sea tan arisco y que venga a verme, le prepararé rosquillas.

F. J abrazó a la mujer y le dio dos besos sinceros, de esos besos que se dan a alguien que quieres.

-El jueves que viene vengo con él. Tú llama a Sonia y dile que quiero quedar con ella, a ver qué día le viene bien.

.