Contador web

sábado, 13 de junio de 2009

F. J AMIEVA SUELE QUEDAR LAS TARDES DE LOS JUEVES CON BEGOÑA ZABALA EN LA CAFETERÍA TOLEDO.

.

Necesitaba un motivo para ir a conocer a mi hermano y tu padre fue esa disculpa. Cien veces me había dado la vuelta de la puerta del Banco por pura cobardía. Necesitaba conocerle porque era mi hermano y había crecido traumatizada porque tenía hermanos y no podía hablar con ellos, aunque nadie lo impedía. Mi madre nunca me dijo lo que tenía que hacer a ese respecto, ni a casi ningún otro. He crecido como un potro salvaje haciendo más o menos lo que quería y ocurre que nunca he querido hacer nada extraordinario. Ni siquiera he cogido el vicio de fumar.

Qué nervios, Dios mío. Tenía que ir a ver a mi hermano José Luis, estaba decidido. Sabía tantas cosas de él. Conocía de vista a su mujer y había espiado a mis sobrinos igual que lo había hecho con vosotros cuando bajabais del autobús del colegio. Conocía a docenas de personas que me habían hablado de la familia. Algunos le llamaban "don Koldo" y a mi me hacía mucha gracia, también me daban versiones contradictorias de la desaparición de mi otro hermano, Imanol. Fue tan sencillo como dejar el carnet al guarda que me dió una tarjeta para ir al piso donde estaba mi hermano, mi queridísimo hermano que me estaba esperando y sabía de sobra quien era yo. Por eso no dijo nada, solo me cogió las manos y se puso a llorar en silencio, totalmente emocionado por encontrar a su hermana. Mi querido, mi amadísimo hermano José Luís que no puede ser más bueno de lo que es, con aquella carita y aquellas gafas, tan inteligente, tan calvo, tan guapo que me dieron ganas de besarle y le besé porque era mi hermano al que debía tantos besos. Dios mío, toda la vida sin él.

Estabamos en su despacho, solos los dos. Le dije algo sobre que tenía recortados todos sus artículos del periódico, yo qué sé, tonterías. No podíamos hablar. Pasaron las horas y fuimos sacando poco a poco lo que llevabamos dentro. Teníamos que recuperar el tiempo perdido, quedé en ir a su casa, quedó en venir a la mía, me dijo que Imanol se había cambiado de apellido, que se había casado con una modelo inglesa y no tenía hijos. Me dijo que había fisgado en mis cuentas y sabía que no andaba mal de liquidez.

-¿Puedes imaginarte? Necesitaba un pretexto para venir a verte, se trata de un amigo que es un chico muy formal y quiere pedir mucho dinero. El caso es que le he dicho que hable contigo y va a venir a verte.

-Pues aquí estoy, hermana. En esta santa casa cada dia mando menos, pero todavía pintamos algo.

.

1 comentario:

  1. ...me gusta el punto de vista....
    ...deduzco la importancia que la da a los títulos.
    dejaré los otros para mañana.

    ResponderEliminar