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domingo, 10 de mayo de 2009

HABLA MABEL

Siete años he estado viviendo con él. Siete años perdidos. Crees que en siete llegas a conocer a un hombre, pero un día te das cuenta de que no le conoces y todo el mundo que has construido se derrumba y no sabes qué hacer, ni que pensar, ni a donde ir. Porque me echó de su casa y yo me quedé como estaba hacía siete años, vuelta a empezar, pero con siete años más.
Nunca sospeché que me odiara tanto y que tuviera la sensación de que su vida era un fracaso por mi culpa, pero me lo dijo bien claro. Yo sentía que éramos una pareja normal, incluso tenía motivos para pensar que éramos una pareja extraordinaria, pero estaba totalmente equivocada y no sospeché nada hasta que llegó la catástrofe.
Fue un viernes por la tarde, yo le esperaba en casa para cenar y él se presentó con un par de copas de más y con una chica, que había encontrado en el garage, a la que habían dado una paliza. Y va y me dice: "Mira Mabel, está malita y tenemos que curarle la patita". Y yo le digo: "Pero qué estás haciendo, Juan ¿No te das cuenta de que hay que llevar a esta mujer al Hospital?"
Se puso como loco. Alguna vez le había visto así, muy pocas veces, la verdad. En esos momentos no soporta que le lleven la contraria. Estampó el teléfono contra la pared y supe que iba en serio, que le había dado el cuarto de hora cuando bebe y en vez de dormir se pone violento.
Y yo: "¿Qué quieres que haga?" Y él: "Que prepares la bañera porque esta señorita va a darse un baño y la vamos a tratar como a una reina". Mientras corría el agua oí que decía: "Creo que no tiene nada roto", y no hacía más que sobarla. Ni siquiera recuerdo qué dije para que se pusiera como se puso. He pensado mucho en ello y quizá fue por todo lo que dije y por todo lo que hice o no hice en los últimos siete años. Era que no le estaba dando la vida que él quería, era eso. Por no habernos casado, por no haber querido tener hijos, era eso. Seguro que era eso. He pensado tanto en ello que me voy a volver loca.

1 comentario:

  1. Animo Mabel, imbéciles como tu marido hay a porrillo. Mándalo a tomar viento fresco y aquí tienes un caballero que te tratará como a una reina.
    Es usted grande Chippewa.

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